Mi padre pasó la Guerra en las cárceles de la República. Detenido en Madrid el 31 de diciembre de 1936, por motivos políticos cuyo detalle todavía desconocemos, estuvo recluído en las prisiones de Albacete, donde fue juzgado el 1 de febrero y condenado a tres años de prisión, Chinchilla, Cehegín, Totana y, finalmente, Hellín, donde fue excarcelado el 31 de marzo de 1939.
De cuando yo era un niño, recuerdo haber oído con frecuencia a mi padre hablar de sus prisiones. Miseria, hambre, frío y miedo eran elementos fijos en aquellas historias que hoy se difuminan y confunden en mi memoria. Entre todas, destaca la de unas Navidades pasadas en la cárcel, no sé con precisión cual de ellas. Al parecer, durante la Nochebuena se permitió una misa a la que asistieron numerosos reclusos y, según contaba, también reclusas, aunque separadas estas y confinadas en el coro de la capilla.

Tras la ceremonia, una mujer, tal vez una monja, entonó una canción navideña, la conocida “Adeste fideles”, con voz fuerte y limpia. El silencio de los presentes se mantuvo y no se rompió siquiera cuando finalizó el canto. La emoción con que mi padre nos contó esta anécdota todavía vive en mi recuerdo. Afuera, la noche negra, el frío helador, el hambre atroz y los campos regados de sangre y rabia. Dentro, el sentimiento que más allá de simbolismos religiosos, de posiciones políticas, de penas personales, une a los miserables, a los perseguidos. Adeste!, acudid!, quienes creéis que, más allá de las diferencias, nos une la humanidad. Laeti, triumphantes!, vencedores del miedo y el odio. Et nos ovanti, gradu festinemus!, hacia la luz que llegará, inexorable, tras la noche más larga.
Feliz Navidad!
¡Por fin! Un ramalazo de alegría el saber que, además de hablar entre nosotros, podré leerte. Como un regalo de navidad.
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Regalo compartido. Son los mejores.
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Pell de gallina que he sentit com si estigués tancada a la presó…. a la irrupció de l'»Adestes».
Emoció i ràbia al mateix temps, sempre la foscor és pels justos que esperen la llum.
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El teu Adeste m’ha fet pensar en la (ben coneguda) «treva de Nadal» del 25 de desembre de 1914 al front occidental.
Calidesa humana més enllà de les diferències iideològiques.
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El teu Adeste m’ha fet pensar en la «treva de Nadal» del 25 de desembre de 1914 al front occidental.
Enhorabona pel punt de trobada que serà aquest blog.
Cap al 2020 amb força!
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